Son
pocas las instancias grupales de artistas plásticos, que se logran
mantener a través del tiempo. Ello se debe, a que para los artistas,
es muy difícil poder lograr el equilibrio entre la natural necesidad
de mantener contacto con sus pares y a la vez, contar con la requerida
independencia, que le permita su concentración exclusiva en la
labor que le es propia: la creación.
Para quienes escogen el camino del arte, su voluntad individual
será puesta a prueba en forma constante y deberá saber sortear
los obstáculos que se le presenten en el camino, como lo son el
poder lograr una formación adecuada en los lenguajes y técnicas,
necesarios para desarrollar una producción a fin de sus deseos
y necesidad expresiva; lograr generar - con recursos económicos
propios-, una producción artística, que muchas veces no se ve
premiada por el reconocimiento público y el éxito comercial inmediato.
Incluso, pudiendo haber logrado un artista, dichos objetivos,
ellos no son valederos, si éste no se siente satisfecho espiritualmente
con lo que entrega a través de su obra.
Otra dificultad, es la obtención de un lugar de exhibición adecuado
y reconocido; el traslado, montaje y desmontaje de sus obras;
el logro de fuentes de financiamiento para el diseño e impresión
de un catálogo. También, se debe hacer cargo de convocar gente
a sus exhibiciones; lograr la necesaria cobertura de medios de
comunicación, a fin de obtener una mayor difusión de la actividad
que desarrolla, así como dejar un registro documental de esta.
Todo ello pasa inadvertido, para quienes asisten a una muestra
como espectadores.
Instancias como el Centro de Grabado de Valparaíso, permite para
los artistas jóvenes, el poder ir abriendo caminos para dar a
conocer su nombre y sus trabajos, mientras que para los artistas
con mayor trayectoria, les da la oportunidad de poder brindar
una suerte de patrocinio o apoyo a dichos talentos, facilitando
su incorporación al circuito de arte.
Cuando se me planteó la idea de redactar un texto referido a la
trayectoria del Centro del Grabado de Valparaíso, inmediatamente
se me vino a la memoria imágenes de personas y acontecimientos
relacionados con esta entidad. He tenido la oportunidad de conocer
a varios de sus protagonistas, entrevistarlos dentro de sus actividades
e incluso, desarrollar una suerte de vínculo de amistad con algunos
de ellos.
La idea que motiva la realización de este escrito, no es solamente
abordar la trayectoria de dicho centro, haciendo un relato histórico
lineal de sus acontecimientos, sino que aprovechar esta instancia
para presentarla como el resultado de una experiencia que nace
de la conjunción de voluntades, de historias de vida y de personalidades,
que convergen en el desarrollo de una producción artística de
variados estilos, temas y técnicas dentro de un mismo lenguaje:
el grabado o la estampa artística; así también, aprovechar esta
ocasión para tratar algunos tópicos, que surgen a partir de la
revisión y construcción del camino recorrido por esta entidad.
Aproximación al Centro del Grabado de Valparaíso
En
mis manos tengo un ejemplar del catálogo de la primera muestra
realizada por este centro, en la sala de exposiciones del Instituto
Chileno Norteamericano de Cultura de Valparaíso. Dicha muestra
se efectuó en el mes de octubre del año 1992. Me llama la atención
la ausencia en la portada del catálogo, de datos como: Título
de la muestra, nombre autor o el grupo, dirección del local de
la exposición, tiempo de duración de la exhibición y el año en
que esta fue realizada; sólo hay una imagen fotográfica, un plano
general donde se registra a través de un ángulo picado, un grupo
de trece personas: siete mujeres y seis hombres.
Dicha fotografía es en blanco y negro, y la imagen del grupo está
ubicada en un fondo blanco, ausente de toda referencia a un lugar
reconocible.
Recuerdo que deambulando por las inmediaciones de Calle Blanco
– a comienzos de la década de los 90´s del siglo XX-, me tocó
encontrar, frente a una vitrina del Instituto Chileno Norteamericano,
un afiche muy similar a la portada del catálogo antes mencionado.
Por ese entonces, yo era un alumno de primer año de la carrera
de Pedagogía en Artes Manuales, de Facultad de Artes de la Universidad
de Playa Ancha. Me llamó la atención dicho cartel, debido a que
dentro de ese grupo, estaba la imagen de una una muchacha – Carmen
Gloria Álvarez-, que a fines del año anterior, había participado
junto a otras personas, en una postulación de ingreso por vía
especial, para una de las carreras de artes, que ofrecía dicha
facultad. Al parecer, ella fue una de las pocas personas que pudo
ingresar por esa vía, a la carrera de Licenciatura en Artes.
A fines de esa década, Carmen Álvarez realizó una serie de muestras
colectivas a través de un grupo, que se formó junto a algunos
compañeros de carrera, colectivo que fue llamado “Staccato”. El
trabajo de este grupo, se caracterizaba por integrar en sus obras,
las técnicas gráficas y la instalación.
1992: La Primera muestra del Centro del Grabado
Vuelvo
a observar con mayor detenimiento la portada de este catálogo
y reconozco de entre este grupo de trece personas, a algunas de
las figuras que con el correr de los años - muchas veces al alero
de las clases, de mi asistencia a muestras y la realización de
entrevistas- fui conociendo, personalidades que participaron en
la primera muestra oficial de este colectivo de grabadores efectuada
en el mes de octubre de 1992, grupo que fue conformado tanto por
los artistas, de donde surgió la inquietud que dio cuerpo a esta
idea del centro de grabado, más otros que fueron invitados a conformarlo
a partir de esta exposición.
En primer plano, aparece Víctor Maturana, a quien conocí como
profesor en la asignatura de artes gráficas y en la ejecución
- en el año 1998-, del proyecto mural Museo Urbano de Gómez Carreño.
Maturana es profesor de Artes Plásticas y posee una extensa carrera
artística, con variadas distinciones en concursos de arte, desde
la fundación de este, es quien ha estado a la cabeza centro. Poco
más atrás, distingo a Virginia Vizcaíno, quien es igualmente una
destacada grabadora y docente. Tuve la oportunidad de tratar con
ella a comienzos del año 2000, cuando en el marco de la realización
de una revista, me brindó una entrevista, la que se realizó en
el local de la Escuela Municipal de Bellas Artes de Valparaíso,
ubicada en el Cerro La Loma, muy próximo donde hoy se encuentra
la Quinta Los Núñez. En esa oportunidad Vizcaína, junto con hablarme
de su trayectoria y de sus maestros – uno de ellos Carlos Hermosilla-,
me mostró el taller de grabado y los trabajos realizados por algunos
de sus alumnos. Vizcaíno ha formado una pléyade de cultores de
este lenguaje artístico. Uno de ellos y justo continuador de esta
tarea, es David Contreras – quien por ese entonces, era su alumno
ayudante-, el también aparece dentro de la imagen de este grupo,
un poco antes que Vizcaíno. Contreras aparece de lado, con las
manos juntas atrás de la espalda observando a la cámara. También
reconozco dentro de esta fotografía, a Claudia Cataldo, Pilar
Domínguez y Edwin Rojas, personalidades a quienes fui conociendo
a partir de ese mismo año 1992, tanto por sus labor como docentes
de la facultad de artes, como por su producción artística, trabajos
que en más de alguna oportunidad, les han valido merecidamente
la obtención de un reconocimiento. Otro integrante que advierto
en la imagen, es Marco Antonio Sepúlveda. A este artista grabador,
le conozco en forma indirecta, solo por medio de sus trabajos,
los cuales han sido exhibidos en distintas muestras individuales
y colectivas dentro de la región, así también por su participación
en variados salones y concursos. Sepúlveda es quien ha encabezado
en las últimas décadas, la enseñanza del grabado en el taller
de la Escuela Municipal de Bellas Artes de Viña del Mar. También
se distingue dentro de la portada, la imagen de Gladys Figueroa,
personalidad con una extensa y destacada trayectoria dentro de
la estampa artística. He tenido oportunidad de ver parte de su
producción artística, sin embargo, sólo en noviembre del año pasado,
pude conocerla personalmente, tras ser presentado por Antonella
Rojas (artista, miembro del centro del grabado), en el marco de
una muestra colectiva, efectuada en el Museo de Historia Natural
de Valparaíso, titulada “12 Artistas de Valparaíso”. Otra de las
personalidades, que aparece dentro de esta foto, es el artista,
crítico de arte y profesor Álvaro Donoso, a quien conocí cuando
como profesor en el taller de gráfica, oportunidad donde pude
observar su envidiable dominio del dibujo, su seriedad y exigencia
a la hora enseñar y de evaluar. También su generosidad, cuando
en el marco de la realización de mi proyecto de tesis, me brindó
su tiempo, sus conocimientos y una opinión sincera en largas conversaciones
que desarrollamos en su casa, ubicada en la ciudad de Viña del
Mar. Otros nombres que salen registrados, en este catálogo de
la primera muestra del centro de grabado son: Silvia Herrera,
Ximena Opazo, Iván Díaz González, Carmen Álvarez y Elena Calderón.
Tras la exhibición realizada en el Instituto Chileno Norteamericano,
dicha muestra fue replicada ese mismo año en la Galería Modigliani
de Viña del Mar, y un año después en la Sala El Farol de la Universidad
de Valparaíso.
Origen del centro de grabado
Al
ir revisando las páginas interiores del catálogo antes mencionado
-el de la primera muestra del centro -, uno se encuentra con la
presentación escrita realizada por Álvaro Donoso1, texto el cual
se refiere a los orígenes de esta agrupación y sus objetivos,
documento que utilizaremos inicialmente para abordar las motivaciones
que llevaron a sus miembros a la creación de este colectivo de
artistas.
Registra Donoso: “Tal iniciativa surgió como una necesidad de
agrupar a los grabadores para intercambiar información, opiniones
y participar con un fraternal estrechar de mano en diversas exposiciones,
a fin de promover y proyectar el noble arte del grabado regional
hacia todo el país” (Donoso, 1992, p.3)
Destaca el autor antes mencionado, la figura de Marco Antonio
Sepúlveda y de Pilar Domínguez. El primero, como el convocante
a una reunión en el mes de mayo de 1992, con la finalidad – me
imagino- de presentar esta idea. A este encuentro -realizado en
el taller de grabado del Bellas Artes de Viña del Mar-, acudieron
catorce personas, según Donoso: “los principales grabadores de
la región” (p.3). Respecto a la artista Pilar Domínguez, el autor
de la 1
fue uno de los alumnos del curso libre del pintor Hans Soyka en
el Bellas Artes de Viña del Mar, lugar donde obtuvo su Maestría
en Arte el año 1962. Tras estar por casi diez años fuera del país,
se desempeñó como profesor de grabado en la Universidad de Chile,
sede Valparaíso. Fue el creador del Concurso nacional de arte
joven, dirigió por diez años la sala de exposiciones El Farol
de la Universidad de Valparaíso, hasta su exoneración en 1989.
Además de ser un reconocido y premiado artista, escribió comentarios
críticos de arte para el diario La Estrella de Valparaíso, siendo
uno de los fundadores del Círculo de críticos de arte de Valparaíso.
presentación, la destaca como un elemento catalizador de dicha
idea. Por otro lado, en una conversación realizada con Víctor
Maturana, donde abordamos el tema del origen del centro de grabado,
me explicó que esta instancia había surgido como una inquietud
dentro de las conversaciones, que sostenían los entonces alumnos
de dicho taller de grabado, alumnos que como él, poseían una cierta
trayectoria como artistas, pero que habían acudido a dicho curso
como alumnos libres en el Bellas Artes, con la finalidad de robustecer
sus conocimientos en las técnicas tradicionales del Grabado. Dicho
taller de grabado estaba por ese entonces, a cargo del destacado
artista Robelindo Villegas, quien fue formado por la figura fundacional
del grabado artístico en la Región de Valparaíso: Carlos Hermosilla
Álvarez (1939-1973)2.
En el libro- catálogo presentado en el marco de los veinte años
de este centro, el año 2012, se hace el siguiente registro sobre
esta etapa de formación: “En los momentos del té, en las tardes
a fines de los 80´s junto a los trabajos en desarrollo, se va
conversando la posibilidad de hacer algo que muestre los notables
avances de los integrantes del grupo. Algunos de estos – en el
intertanto- ganan premios, participan en bienales internacionales.
Maturana obtiene el Premio Nacional de Grabado. Los frutos estaban
apareciendo” (Maturana, 2012, p.4)
Tres años después (año 2015), en el marco de la exposición realizada
por este colectivo de artistas en la Sala de la Galería Municipal
de Valparaíso, Víctor Maturana, dejó registrado en la presentación
catálogo de la muestra, nuevos antecedentes sobre la concepción
del centro y las inquietudes que motivó su creación:
“Conversábamos de la vida, del arte y de cómo podíamos lograr
que en las instituciones, las salas de exposiciones y sobre todo
en el financiamiento, fuéramos tomados en cuenta desde la
2 Carlos Hermosilla, nació en Valparaíso en octubre de 1905, fue
hijo de un maestro litógrafo, su formación artística y técnica
las realizó respectivamente en las escuelas de Bellas Artes y
de Artes Aplicadas. Fue un destacado artista grabador, durante
34 años, se desempeñó profesor en la Escuela de Bellas Artes de
Viña del Mar, en el taller de grabado y croquis.
distancia del centralismo. Así desarrollamos un fuerte pensamiento
regionalista y nos convencimos de que el centro se sitúa donde
nosotros estemos desarrollando el arte del grabado. Eso sucede
a su vez desde cualquiera de los muchos cerros de Valparaíso o
de los espacios en los cerros de Viña del Mar y en otras ciudades
más alejadas del centro regional, como son Villa Alemana, Quillota,
Zapallar, entre otras. De esta forma nació nuestro centro.” (Maturana,
2015, p.2).
Como se logra entender de la anterior cita, existía dentro de
esta entidad la motivación de asirse de un prestigio dentro del
circuito artístico, de acceder a lugares de exhibición más valorados
y contar con una fuente de financiamiento para la producción de
obras y muestras. Así mismo, se hace una crítica a las políticas
culturales implementadas por el Estado y las manifestaciones del
centralismo en esa materia: “En nuestro país desde mucho tiempo
atrás se ha dado el fenómeno de la centralización cultural. Esta
se promueva en la capital, no porque en dicho lugar estén centralizados
los talentos, sino sólo por comodidad administrativa. Esto va
condicionando a los demás grabadores de provincia a quedar relegados”
(2.15, p.2)
Lo anteriormente expuesto, es similar a lo expresado por los miembros
de la Asociación de Grabadores del Biobío, en su reciente muestra
denominada “Nuevas cartas portulanas”, realizada en el mes de
enero del 2017, en la sala de exposiciones de CasaPlan en Valparaíso.
Al parecer no han existido grandes avances, pero este estadio
hace precisamente que surjan este tipo de asociaciones de artistas.
Los primeros miembros del Centro de grabado
Fue
aproximadamente entre los años 1987 y 1989, que entre los entonces
alumnos libres del taller de grabado de la Escuela de Bellas Artes,
se empezó a trazar esta idea de formar dicha
colectividad. Los alumnos que constituyeron aquel grupo fundacional
fueron: Gladys Figueroa, Hugo Vilches, Edith Sánchez, Virginia
Vizcaíno y Víctor Maturana.
Estos alumnos libres, realizaron una muestra en el mes de mayo,
en la galería del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura,
muestra que quedó registrada en una nota de prensa, fechada el
10 de mayo de 1988, en la sección Arte y Cultura en el Diario
El Mercurio de Valparaíso. Sin embargo, recuerda Víctor Maturana,
que el hecho que impulsó la concreción formal de dicho colectivo,
se dio dos años después, cuando en agosto del año 1990, se encontraba
montando una muestra individual de grabados, en la sala de la
Liga Chileno - Alemana. Culminado el montaje, Víctor recuerda
haber concurrido al Museo Nacional de Bellas Artes, con la finalidad
de entrevistarse con el entonces director de dicho museo, el reconocido
pintor, acuarelista y grabador Nemesio Antúnez. En esa oportunidad
Antúnez lo invitó a exponer en la muestra “Museo Abierto”. Maturana
fue el único exponente de la Región de Valparaíso, que participó
en dicha exhibición. De igual manera, dicha invitación consideró
su participación en una de las entrevistas, que conformó la primera
temporada del programa “Ojo con el Arte”, el cual se grababa en
la casa del pintor y que se emitía los días domingo por Televisión
Nacional de Chile.
Al respecto, recordaba Víctor Maturana en una entrevista realizada
en 1997 para el diario La Estrella de Valparaíso: “El inicio de
esta entidad se dio a partir de un Centro de Grabado Nacional
que dirigía el desaparecido artista Nemesio Antúnez, que quería
crear filiales en provincias (...) Ya teníamos una cierta experiencia
y conversando con Santiago nos dijeron que podíamos ser el anexo
de Valparaíso. Tras el fallecimiento de Antúnez, su organización
no tuvo continuidad y los grabadores porteños siguieron trabajando
en forma independiente hasta hoy”. (Maturana, 1997, p.14)
A continuación Virginia Vizcaíno destacaba la fuerza que habían
adquirido el arte del grabado, al lograr agruparse en una entidad
formal, ya que antes de esto, en las exposiciones de grabado que
se organizaban en Santiago no invitaban a nadie de la región “Hemos
coincidido y hemos canalizado un proceso de ebullición de grabadores
en la región, ya nadie puede decir que hay pocos grabadores en
Valparaíso”. (1997, p.14)
Así mismo, destacaba que para ese año 1997, el centro contaba
desde su origen con dos proyectos FONDART ganados, un número de
siete exposiciones colectivas realizadas, una de ellas efectuada
en la sala de la Universidad de Concepción (1995), así como la
ilustración de un libro, titulado “Mitos, Leyendas y Tradiciones
de la V Región” para la Corporación Cultural de Valparaíso (1996).
De igual manera debemos destacar de ese período, el Premio Regional
de la Crítica 1996, otorgado la artista Virginia Vizcaíno y la
exposición “Cinco años de Experiencia Grupal”, efectuada por esta
colectividad en el mes de marzo de 1997, en la Sala de la Galería
Municipal de Valparaíso, oportunidad donde se realizó un homenaje
al destacado grabador Medardo Espinosa, artista que exhibió junto
a las obras de los demás miembros del Centro del Grabado, presentado
en la ocasión, una producción particular de doce estampas realizadas
en la técnica de la xilografía.
Los
objetivos del Centro del Grabado
Teniendo
en cuenta que esta instancia surgió al alero de las inquietudes
de los entonces alumnos libres del taller de grabado del Bellas
Artes Viña del Mar, es sin embargo, el artista Álvaro Donoso3,
quien nos dejó en forma escrita en el catálogo de la muestra del
año 1992 los objetivos de esta colectividad. Dichos objetivos
pueden ser resumidos en cuatro: agrupar a los grabadores de la
región; intercambiar información y opiniones; participar en diversas
3 Álvaro Donoso fue invitado a participar como miembro del Centro
de Grabado de Valparaíso.
exposiciones; promover y proyectar arte del grabado regional hacia
todo el país. El objetivo de reunir y organizar a los grabadores
regionales, “visibilizar” sus figuras y su producción artística,
mediante la realización de exposiciones colectivas, recayó en
Víctor Maturana quien asumió desde su origen, la dirección de
este grupo, mientras que el intercambio de ideas e información,
se le reconoce el papel fundamental a la artista y profesora de
grabado Virginia Vizcaíno: “Una figura señera al respecto fue
Virginia Vizcaíno, quien generosamente, aporta al grupo los conocimientos
y perfeccionamientos adquiridos a través de las becas en grabado
– FONDART y Amigos del Arte- que le permitieron acceder al Taller
99 y al Tamarind Institute, en Albuquerque”. (Maturana, 2012,
p.4)
Paralelamente este centro, en una suerte de reconocimiento al
origen del grabado artístico de la región e inspirados por la
idea de ser una continuidad histórica en el cultivo de este lenguaje,
nombró como miembro Honorario al maestro Carlos Hermosilla Álvarez,
destacado artista grabador, creador del primer curso de grabado
artístico en la región el año 1939, semilla que fructificó en
el taller de grabado del Bellas Artes de Viña del Mar y en el
Grupo de Grabadores de esa ciudad4.
Fruto del intenso trabajo desplegado por el centro, entre los
años 1992 y 1993, fue el premio otorgado por el Círculo de Críticos
de Valparaíso, por “La mejor exposición regional”, muestra que
fue montada en la Sala El Farol de la Universidad de Valparaíso.
Sin embargo, este andar promisorio en los años siguientes se hizo
discontinuo, debido al retorno a sus lugares de origen, de algunos
miembros más jóvenes tras el término de sus estudios y el ingreso
al “mercado laboral”; la concentración de otros en las exigencias
propias del ejercicio
4 El Grupo de Grabadores de Viña del Mar, congregó a distintas
generaciones de artistas formados por Carlos Hermosilla en la
escuela bellas artes de esa comuna “(…) el “Taller de Grabadores”
de Viña del Mar, inició sus labores en el segundo piso del actual
Casino Municipal de la Ciudad Jardín. Cuando en 1939, bajo la
dirección del grabador Carlos Hermosilla Álvarez, un pequeño grupo
de alumnos comenzó con lo que sería un prestigioso “Taller” que
irradiaría su arte a lo largo y ancho del país, rebasando sus
límites para visitar varios continentes.” (Larrahona. A., 1990,
p1).
docente, la vida familiar o la continuación de sus estudios tanto
en Chile, como en el extranjero; así también, en el plano personal
la búsqueda, experimentación y producción en otros lenguajes plásticos
y sus respectivas técnicas.
Podemos nombrar de ese período, las siguientes muestras colectivas:
1994, “Mitos y leyendas de la V Región”, Sala Universidad de Concepción;
1995, Feria del Libro Plaza Simón Bolívar de Valparaíso; 1997,
“Cinco años de experiencia grupal” Sala Galería Municipal de Valparaíso.
La antes nombrada ilustración del libro “Mitos, Leyendas y Tradiciones”,
publicado en el año 1996 por la Corporación Cultural de Valparaíso.
Logros también de esa época son en 1995, el, proyecto Taller Litográfico
financiado por el FONDART, a cargo de Virginia Vizcaíno, el Taller
de Collagraph, dictado en marzo de 1996 por la profesora argentina
Alicia Rinaldi, ambos impartidos en la Escuela de Bellas Artes
de Valparaíso.
Veinte
años del Centro del Grabado
A
partir del año 2012, en el marco de los veinte años de existencia,
dicha colectividad vuelve con nuevos bríos - y por cierto, con
nuevos integrantes-, aprovechando la oportunidad que les brinda
el entonces director del Parque Cultural Valparaíso – ex cárcel-,
el crítico de arte Justo Pastor Mellado, para el lanzamiento de
un libro- catálogo titulado: “Centro del Grabado de Valparaíso
1992-2012”, en la apertura de la muestra colectiva “Grabado Manifiesto”,
exposición que se planteó como tarea, el hacer una suerte de registro
del estado del grabado o la estampa artística en la Región de
Valparaíso.
Para ello Mellado estableció como hipótesis la existencia de dos
hitos históricos del grabado en nuestra región: 1939, la creación
del curso de Grabado en Viña del Mar, donde se exalta la figura
y obra de Carlos Hermosilla, como elemento fundacional de la estampara
o grabado
artístico en la región, a partir del distanciamiento de este lenguaje
con su origen funcional (ilustración de textos) y su transformación
como lenguaje artístico. Hermosilla – a juicio de este crítico-
vendría a mediar entre esos dos estadios; y en 1989, la obra galardonada
con el Premio Nacional de Grabado
“Un pié en tres cuotas” Víctor Maturana, trabajo que vendría a
introducir al grabado regional al período del arte contemporáneo5.
En forma paralela a esta muestra, los miembros de centro tuvieron
una destacada participación en la realización de charlas y en
forma preferente, de talleres “in situ”, dirigidos a las personas
interesadas en conocer y experimentar con las técnicas básicas
del grabado y la estampa, cumpliendo así con el objetivo de promover
y acercar la práctica del grabado como medio de expresión y creación.
Somos enfáticos en decir “como centro”, pues como individuos,
varios de sus cuadros más destacados, han desarrollado una labor
continua, como docentes en la enseñanza del grabado, ya sea en
talleres particulares, como en los en los bellas artes de Valparaíso
y Viña del Mar; así como en establecimientos educacionales de
los distintos niveles.
2013 fue un año intenso en cuanto al número de muestras y actividades
paralelas realizada por este centro, la idea fundamental era volver
a posicionar a esta agrupación y a sus miembros más nóveles como
artistas destacados dentro de la región. El objetivo se cumplió,
pero con un enorme desgaste para sus miembros, lo cual hizo replantear
dentro del grupo, la periodicidad de las exposiciones, así como
racionalizar los objetivos trazados desde su origen y el número
de las actividades desplegadas en relación a estos.
5
Para algunos estudiosos del arte chileno, con la creación del
Taller 99 comienza la incorporación de la estampa artística chilena
al período del arte contemporáneo. Afirmación que es discutible,
tal cual como para otros, la hipótesis elaborada por el crítico
Justo Pastor Mellado, la cual se basa en el rompimiento que hace
Maturana con el formato rectangular de Hermosilla. Dicho planteamiento
quedó registrado en el texto titulado “Grabado Manifiesto”, que
expuso en la inauguración de esta muestra en el Parque Cultural
Valparaíso.
Los opuestos complementarios
A
partir del seguimiento que hemos hecho respecto a la trayectoria
de este centro, la lectura de los variados catálogos de sus muestras,
artículos de prensa escrita y de las entrevistas realizadas a
sus miembros - algunas de ellas publicadas en YouTube -, podemos
establecer, que los objetivos iniciales registrados por Álvaro
Donoso en el catálogo de la primera muestra, han sufrido ciertos
cambios, producto de la experiencia que ha significado para este
colectivo sus veinticinco años de historia, así como la planificación
y ejecución de sus distintas actividades durante ese tiempo.
De igual manera, en esa trayectoria se constata la coexistencia
de dos posturas respecto a la producción artística del grabado.
Una, la tradicional, que la exalta el lenguaje del grabado, como
la aplicación y el resultado de una técnica manual en la confección
de una imagen en una matriz y la impresión de esta (estampa) a
través de un método igualmente manual o a través de la aplicación
de una fuerza muscular. Otra, que sin descartar las técnicas tradicionales,
incorporan procedimientos y materiales que no son propios del
lenguaje del grabado (desplazamiento) y que pueden estar mediados,
con las técnicas y tecnologías más avanzadas de su época. Es decir,
uno que se mueve en la esfera propiamente de los que es entendido
como las “bellas artes”, concepto de donde deriva el término “artes
plásticas”; y el que está en la sintonía de lo que es denominado
“Arte contemporáneo”, de donde surge lo que hoy se conoce como
“artes visuales”.
En este sentido, la destacada artista Pilar Domínguez, afirmaba
en el año 1992, en un texto incluido en el catálogo de la primera
muestra de este centro, el cual tituló como: “Manifiesto por la
defensa del grabado original”, lo siguiente: “ La gráfica comprende
el dibujo y, en modo particular la gráfica impresión más conocida
como Grabado … El Grabado original o la
Gráfica de Arte es sinónimo de técnicas tradicionales y experimentales
de la impresión, y para que exista impresión, necesariamente se
esconde detrás del trabajo de una matriz; elaboración lenta y
minuciosa acompañada de procedimientos químicos” (Domínguez, 1992,
p.7)
A continuación, Domínguez enumera como parte de los procedimientos
tradicionales y experimentales del grabado: la xilografía, calcografía,
litografía y serigrafía. Así mismo, describe lo que los “congresos
internacionales” han dictado respecto a dicha materia: “son impresiones
Originales (grabados originales) cualquier sea la técnica usada
e, independientemente de su valor artístico, solamente aquellas
impresiones cuya matriz, de madera, metal, piedra, o seda, u otro
material: haya sido directa y exclusivamente elaborada a mano
por el artista, inventor o autor; el cual haya hecho o supervigilado
personalmente la operación de impresión”. Posteriormente afirma:
“El grabado original debe garantizar su autenticidad con la firma
del autor bajo la imagen y, la numeración y número de copias impresas
a partir de la misma matriz” (1992, p.7).
Actualmente, los cultores artísticos del grabado o la estampa
artística, navegan por u océano amplio, donde su producción artística
se puede desarrollar en al ámbito tradicional si es de su agrado
o decidir por la incorporación en distinto grado, de los diversos
lenguajes artísticos o procedimientos o materiales no tradicionales,
confiriéndole un valor no pensado que viene a enriquecer su obra
y ampliar las fronteras convencionales expresadas por Domínguez.
El centro de grabado, a través de los trabajos que han exhibido
en las diversas muestras colectivas, viene a hacer una síntesis
de dichas sensibilidades o posturas, que se movilizan entre la
tradición del grabado, técnicas sabiamente cultivadas por muchos
de sus miembros, como por quienes apelan a la incorporación de
lo nuevo, lo “extra artístico” de acuerdo a su gusto personal
y la necesidad expresiva que guía su creación artística en un
determinado momento.
Como mencioné en anteriores líneas, el crítico de arte Justo Pastor
Mellado, en la muestra “Grabado Manifiesto” del año 2012, estableció
como hito histórico regional, que media entre las formas tradicionales
de producción de la estampa artística a las nuevas, la obra galardonada
“un Pié en tres cuotas” de Víctor Maturana. Sin embargo, debemos
decir que ya hacia fines de los años ochenta, el maestro Carlos
Hermosilla solía sacar fotocopias a sus trabajos, firmarlos y
distribuirlos a sus amistades y público en general que concurrían
a sus muestras. Con este sencillo gesto, Hermosilla desplaza los
procedimientos manuales en la reproducción de sus obras, modificando
el concepto tradicional de la obra artística como pieza única,
lo que se va a proyectar en el cuestionamiento de los indicadores
usuales, utilizados para asignación de un valor comercial y cultural.
Así también Hermosilla con este acto tensiona los conceptos tradicionales
de autoría del artista. De igual manera, la aceptación que hace
el artista de un sistema industrial para la producción de sus
imágenes, significó la alteración del concepto de temporalidad.
Cada copia independiente al sistema de multiplicación utilizado,
pasa a ser en sí misma una pieza única, pues esta imagen multiplicada,
además de ser el producto del proceso creativo del artista, es
contenedora de dicha idea, además de estar hecha de un momento
único e irrepetible.
Paralelamente, con la firma que este grabador hacía sobre las
copias, autentificaba ya no los procedimientos de producción y
reproducción de sus trabajos, sino que la idea como producto de
su creación, es decir como el resultado de su ejercicio imaginativo.
Otro punto está referido a la materialidad de dichos impresos.
Ellos están hechos con materiales poco nobles y de bajo costo
– cosa que era una costumbre en él-, lo que permitía la “masificación”
de sus trabajos y la posibilidad de desplazamiento de estos fuera
del círculo artístico, algo que si bien puede ser fortuito, también
puede estar en forma inconsciente, en
sintonía con su pensamiento y compromiso social, estadio que hace
volver al grabado artístico al ámbito funcional y social.
Imaginación y creatividad en la producción artística
La
imaginación, es una capacidad presente en todos los seres humanos,
sin embargo el ejercicio de esta capacidad o su cultivo hace que
surja lo creativo.
El concepto de creación, se debe comprender como algo que va más
allá del buen dominio de una o más técnicas; el impacto de lo
nuevo, expresado en la (s) técnica (s), materialidad, soporte,
presentación e imaginario visual; la presencia o no de un discurso
teórico ; el impacto mediático; el éxito comercial y la aceptación
de pública.
De igual manera, la finalidad del arte se amplía. Puede estar
abocada a la esfera del “placer puro” o la belleza, puede tener
o no un discurso explícito, un compromiso a una determinada idea;
así también, estar dirigida hacia el ámbito funcional: artesanal
e industrial.
Respecto a la imagen, ella puede ser de representaciones de formas
figurativas o no figurativas e incluso, ser sustituida por la
presentación del objeto mismo.
De igual manera, esta suerte de experimentación o esta coexistencia
entre las técnicas tradicionales, con las tecnologías industriales,
coloca en tensión el concepto de “pieza única” de la obra de arte
y del artista como creador.
Así tenemos que las muestras colectivas “El agua y su desconstrucción”
(2012-2013) buscaba poner un desafío a los miembros del centro
de grabado, expresado en la experimentación de las posibilidades
técnicas, materiales y de presentación que no les eran habituales,
a fin de lograr con ello, más que un producto una experiencia
o una nueva mirada, respecto a la creación en la elaboración del
grabado y la estampa artística.
En palabras del destacado grabador y profesor Daniel Lagos, miembro
de este centro: “(...) El agua y su desconstrucción surge desde
una particular concepción del grabado, que habla de sus procesos
creativos y de la expansión de sus posibilidades como obra gráfica.
En concreto esta colectiva, se ampara en un enunciado propuesto
por el artista grabador Víctor Maturana Leighton. El cual lo ha
planteado de la siguiente manera: “El agua sufre cambios importantes
de estado: hielo, vapor, de los sólido a lo gaseoso y luego líquido.
Pero siempre sigue siendo agua. Esta analogía incentiva a los
grabadores a experimentar, buscando nuevas aplicaciones, volviendo
a descomponer nuestras propuestas en sus partes, y así, volver
a formar un nuevo todo en “De- construcción”, encontrando nuevas
formas de expresar a través del grabado (…) Nuestra exposición
exhibe las más variadas posibilidades en términos técnicos, estéticos
y de materialidad, presentando in situ la producción actual de
nuestros artistas grabadores, su permanente búsqueda y hallazgos
en propuestas que lindan y expanden el límite del grabado” (Lagos,
2013, P.2)
La proyección de esta intención, se expresó de igual manera en
los trabajos exhibidos en la muestra realizada el 2015, por este
grupo en la Galería Municipal de Arte “Valparaíso”.
Conclusión
En
atención a lo anteriormente descrito, se nos forma la idea de
que el principal sello “identitario” que viene a constituir la
producción de dicho centro a los largo de estos veinticinco años,
es la diversidad que surge de la coexistencia entre los que tienen
una visión tradicional en la elaboración del grabado artístico,
con los que están por la experimentación de la estampa artística
con los otros lenguajes y técnicas. Ello se expresa en las variadas
maneras de representación, la materialidad y la presentación del
grabado artístico que se observa en sus muestras.
Esto viene a coincidir con lo expresado por la Historiadora de
Arte Lucía Rey en la presentación de la muestra: “Ir lejos es
Re-tornar” realizada recientemente por este centro en la ciudad
de New York. Texto que incluido en el libro - catálogo de esta
exposición, donde la autora afirma que: “La apertura del Centro
es una característica importante que ha permitido la elaboración
de diversos lenguajes creativos en el mismo ejercicio experimental
de la técnica, en coherencia con el vigor de la libertad personal.
Dicha apertura también queda manifiesta en la diversidad de trayectoria
de los mismos integrantes y de sus caminos estéticos y temáticos,
que además trabajan y crean desde los más diversos puntos geográficos
(…) cada grabador se organiza ya sea individual o grupalmente,
para realizar su producción estética en espacios independientes
(…) Estas condiciones productivas del Centro hacen que los momentos
de reunión sean bastante concretos y que a su vez, exista una
profundo respeto a la heterogeneidad estilística y temática, que
como se había indicado, es su condición constituyente.” (Rey,
2017, pp. 5-6).