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Historia
 

Son pocas las instancias grupales de artistas plásticos, que se logran mantener a través del tiempo. Ello se debe, a que para los artistas, es muy difícil poder lograr el equilibrio entre la natural necesidad de mantener contacto con sus pares y a la vez, contar con la requerida independencia, que le permita su concentración exclusiva en la labor que le es propia: la creación.

Para quienes escogen el camino del arte, su voluntad individual será puesta a prueba en forma constante y deberá saber sortear los obstáculos que se le presenten en el camino, como lo son el poder lograr una formación adecuada en los lenguajes y técnicas, necesarios para desarrollar una producción a fin de sus deseos y necesidad expresiva; lograr generar - con recursos económicos propios-, una producción artística, que muchas veces no se ve premiada por el reconocimiento público y el éxito comercial inmediato. Incluso, pudiendo haber logrado un artista, dichos objetivos, ellos no son valederos, si éste no se siente satisfecho espiritualmente con lo que entrega a través de su obra.

Otra dificultad, es la obtención de un lugar de exhibición adecuado y reconocido; el traslado, montaje y desmontaje de sus obras; el logro de fuentes de financiamiento para el diseño e impresión de un catálogo. También, se debe hacer cargo de convocar gente a sus exhibiciones; lograr la necesaria cobertura de medios de comunicación, a fin de obtener una mayor difusión de la actividad que desarrolla, así como dejar un registro documental de esta. Todo ello pasa inadvertido, para quienes asisten a una muestra como espectadores.

Instancias como el Centro de Grabado de Valparaíso, permite para los artistas jóvenes, el poder ir abriendo caminos para dar a conocer su nombre y sus trabajos, mientras que para los artistas con mayor trayectoria, les da la oportunidad de poder brindar una suerte de patrocinio o apoyo a dichos talentos, facilitando su incorporación al circuito de arte.

Cuando se me planteó la idea de redactar un texto referido a la trayectoria del Centro del Grabado de Valparaíso, inmediatamente se me vino a la memoria imágenes de personas y acontecimientos relacionados con esta entidad. He tenido la oportunidad de conocer a varios de sus protagonistas, entrevistarlos dentro de sus actividades e incluso, desarrollar una suerte de vínculo de amistad con algunos de ellos.

La idea que motiva la realización de este escrito, no es solamente abordar la trayectoria de dicho centro, haciendo un relato histórico lineal de sus acontecimientos, sino que aprovechar esta instancia para presentarla como el resultado de una experiencia que nace de la conjunción de voluntades, de historias de vida y de personalidades, que convergen en el desarrollo de una producción artística de variados estilos, temas y técnicas dentro de un mismo lenguaje: el grabado o la estampa artística; así también, aprovechar esta ocasión para tratar algunos tópicos, que surgen a partir de la revisión y construcción del camino recorrido por esta entidad.

Aproximación al Centro del Grabado de Valparaíso

En mis manos tengo un ejemplar del catálogo de la primera muestra realizada por este centro, en la sala de exposiciones del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura de Valparaíso. Dicha muestra se efectuó en el mes de octubre del año 1992. Me llama la atención la ausencia en la portada del catálogo, de datos como: Título de la muestra, nombre autor o el grupo, dirección del local de la exposición, tiempo de duración de la exhibición y el año en que esta fue realizada; sólo hay una imagen fotográfica, un plano general donde se registra a través de un ángulo picado, un grupo de trece personas: siete mujeres y seis hombres.

Dicha fotografía es en blanco y negro, y la imagen del grupo está ubicada en un fondo blanco, ausente de toda referencia a un lugar reconocible.

Recuerdo que deambulando por las inmediaciones de Calle Blanco – a comienzos de la década de los 90´s del siglo XX-, me tocó encontrar, frente a una vitrina del Instituto Chileno Norteamericano, un afiche muy similar a la portada del catálogo antes mencionado. Por ese entonces, yo era un alumno de primer año de la carrera de Pedagogía en Artes Manuales, de Facultad de Artes de la Universidad de Playa Ancha. Me llamó la atención dicho cartel, debido a que dentro de ese grupo, estaba la imagen de una una muchacha – Carmen Gloria Álvarez-, que a fines del año anterior, había participado junto a otras personas, en una postulación de ingreso por vía especial, para una de las carreras de artes, que ofrecía dicha facultad. Al parecer, ella fue una de las pocas personas que pudo ingresar por esa vía, a la carrera de Licenciatura en Artes.

A fines de esa década, Carmen Álvarez realizó una serie de muestras colectivas a través de un grupo, que se formó junto a algunos compañeros de carrera, colectivo que fue llamado “Staccato”. El trabajo de este grupo, se caracterizaba por integrar en sus obras, las técnicas gráficas y la instalación.

1992: La Primera muestra del Centro del Grabado

Vuelvo a observar con mayor detenimiento la portada de este catálogo y reconozco de entre este grupo de trece personas, a algunas de las figuras que con el correr de los años - muchas veces al alero de las clases, de mi asistencia a muestras y la realización de entrevistas- fui conociendo, personalidades que participaron en la primera muestra oficial de este colectivo de grabadores efectuada en el mes de octubre de 1992, grupo que fue conformado tanto por los artistas, de donde surgió la inquietud que dio cuerpo a esta idea del centro de grabado, más otros que fueron invitados a conformarlo a partir de esta exposición.

En primer plano, aparece Víctor Maturana, a quien conocí como profesor en la asignatura de artes gráficas y en la ejecución - en el año 1998-, del proyecto mural Museo Urbano de Gómez Carreño. Maturana es profesor de Artes Plásticas y posee una extensa carrera artística, con variadas distinciones en concursos de arte, desde la fundación de este, es quien ha estado a la cabeza centro. Poco más atrás, distingo a Virginia Vizcaíno, quien es igualmente una destacada grabadora y docente. Tuve la oportunidad de tratar con ella a comienzos del año 2000, cuando en el marco de la realización de una revista, me brindó una entrevista, la que se realizó en el local de la Escuela Municipal de Bellas Artes de Valparaíso, ubicada en el Cerro La Loma, muy próximo donde hoy se encuentra la Quinta Los Núñez. En esa oportunidad Vizcaína, junto con hablarme de su trayectoria y de sus maestros – uno de ellos Carlos Hermosilla-, me mostró el taller de grabado y los trabajos realizados por algunos de sus alumnos. Vizcaíno ha formado una pléyade de cultores de este lenguaje artístico. Uno de ellos y justo continuador de esta tarea, es David Contreras – quien por ese entonces, era su alumno ayudante-, el también aparece dentro de la imagen de este grupo, un poco antes que Vizcaíno. Contreras aparece de lado, con las manos juntas atrás de la espalda observando a la cámara. También reconozco dentro de esta fotografía, a Claudia Cataldo, Pilar Domínguez y Edwin Rojas, personalidades a quienes fui conociendo a partir de ese mismo año 1992, tanto por sus labor como docentes de la facultad de artes, como por su producción artística, trabajos que en más de alguna oportunidad, les han valido merecidamente la obtención de un reconocimiento. Otro integrante que advierto en la imagen, es Marco Antonio Sepúlveda. A este artista grabador, le conozco en forma indirecta, solo por medio de sus trabajos, los cuales han sido exhibidos en distintas muestras individuales y colectivas dentro de la región, así también por su participación en variados salones y concursos. Sepúlveda es quien ha encabezado en las últimas décadas, la enseñanza del grabado en el taller de la Escuela Municipal de Bellas Artes de Viña del Mar. También se distingue dentro de la portada, la imagen de Gladys Figueroa, personalidad con una extensa y destacada trayectoria dentro de la estampa artística. He tenido oportunidad de ver parte de su producción artística, sin embargo, sólo en noviembre del año pasado, pude conocerla personalmente, tras ser presentado por Antonella Rojas (artista, miembro del centro del grabado), en el marco de una muestra colectiva, efectuada en el Museo de Historia Natural de Valparaíso, titulada “12 Artistas de Valparaíso”. Otra de las personalidades, que aparece dentro de esta foto, es el artista, crítico de arte y profesor Álvaro Donoso, a quien conocí cuando como profesor en el taller de gráfica, oportunidad donde pude observar su envidiable dominio del dibujo, su seriedad y exigencia a la hora enseñar y de evaluar. También su generosidad, cuando en el marco de la realización de mi proyecto de tesis, me brindó su tiempo, sus conocimientos y una opinión sincera en largas conversaciones que desarrollamos en su casa, ubicada en la ciudad de Viña del Mar. Otros nombres que salen registrados, en este catálogo de la primera muestra del centro de grabado son: Silvia Herrera, Ximena Opazo, Iván Díaz González, Carmen Álvarez y Elena Calderón.

Tras la exhibición realizada en el Instituto Chileno Norteamericano, dicha muestra fue replicada ese mismo año en la Galería Modigliani de Viña del Mar, y un año después en la Sala El Farol de la Universidad de Valparaíso.

Origen del centro de grabado

Al ir revisando las páginas interiores del catálogo antes mencionado -el de la primera muestra del centro -, uno se encuentra con la presentación escrita realizada por Álvaro Donoso1, texto el cual se refiere a los orígenes de esta agrupación y sus objetivos, documento que utilizaremos inicialmente para abordar las motivaciones que llevaron a sus miembros a la creación de este colectivo de artistas.

Registra Donoso: “Tal iniciativa surgió como una necesidad de agrupar a los grabadores para intercambiar información, opiniones y participar con un fraternal estrechar de mano en diversas exposiciones, a fin de promover y proyectar el noble arte del grabado regional hacia todo el país” (Donoso, 1992, p.3)

Destaca el autor antes mencionado, la figura de Marco Antonio Sepúlveda y de Pilar Domínguez. El primero, como el convocante a una reunión en el mes de mayo de 1992, con la finalidad – me imagino- de presentar esta idea. A este encuentro -realizado en el taller de grabado del Bellas Artes de Viña del Mar-, acudieron catorce personas, según Donoso: “los principales grabadores de la región” (p.3). Respecto a la artista Pilar Domínguez, el autor de la
1 fue uno de los alumnos del curso libre del pintor Hans Soyka en el Bellas Artes de Viña del Mar, lugar donde obtuvo su Maestría en Arte el año 1962. Tras estar por casi diez años fuera del país, se desempeñó como profesor de grabado en la Universidad de Chile, sede Valparaíso. Fue el creador del Concurso nacional de arte joven, dirigió por diez años la sala de exposiciones El Farol de la Universidad de Valparaíso, hasta su exoneración en 1989. Además de ser un reconocido y premiado artista, escribió comentarios críticos de arte para el diario La Estrella de Valparaíso, siendo uno de los fundadores del Círculo de críticos de arte de Valparaíso.

presentación, la destaca como un elemento catalizador de dicha idea. Por otro lado, en una conversación realizada con Víctor Maturana, donde abordamos el tema del origen del centro de grabado, me explicó que esta instancia había surgido como una inquietud dentro de las conversaciones, que sostenían los entonces alumnos de dicho taller de grabado, alumnos que como él, poseían una cierta trayectoria como artistas, pero que habían acudido a dicho curso como alumnos libres en el Bellas Artes, con la finalidad de robustecer sus conocimientos en las técnicas tradicionales del Grabado. Dicho taller de grabado estaba por ese entonces, a cargo del destacado artista Robelindo Villegas, quien fue formado por la figura fundacional del grabado artístico en la Región de Valparaíso: Carlos Hermosilla Álvarez (1939-1973)2.
En el libro- catálogo presentado en el marco de los veinte años de este centro, el año 2012, se hace el siguiente registro sobre esta etapa de formación: “En los momentos del té, en las tardes a fines de los 80´s junto a los trabajos en desarrollo, se va conversando la posibilidad de hacer algo que muestre los notables avances de los integrantes del grupo. Algunos de estos – en el intertanto- ganan premios, participan en bienales internacionales. Maturana obtiene el Premio Nacional de Grabado. Los frutos estaban apareciendo” (Maturana, 2012, p.4)
Tres años después (año 2015), en el marco de la exposición realizada por este colectivo de artistas en la Sala de la Galería Municipal de Valparaíso, Víctor Maturana, dejó registrado en la presentación catálogo de la muestra, nuevos antecedentes sobre la concepción del centro y las inquietudes que motivó su creación:
“Conversábamos de la vida, del arte y de cómo podíamos lograr que en las instituciones, las salas de exposiciones y sobre todo en el financiamiento, fuéramos tomados en cuenta desde la


2 Carlos Hermosilla, nació en Valparaíso en octubre de 1905, fue hijo de un maestro litógrafo, su formación artística y técnica las realizó respectivamente en las escuelas de Bellas Artes y de Artes Aplicadas. Fue un destacado artista grabador, durante 34 años, se desempeñó profesor en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar, en el taller de grabado y croquis.

distancia del centralismo. Así desarrollamos un fuerte pensamiento regionalista y nos convencimos de que el centro se sitúa donde nosotros estemos desarrollando el arte del grabado. Eso sucede a su vez desde cualquiera de los muchos cerros de Valparaíso o de los espacios en los cerros de Viña del Mar y en otras ciudades más alejadas del centro regional, como son Villa Alemana, Quillota, Zapallar, entre otras. De esta forma nació nuestro centro.” (Maturana, 2015, p.2).
Como se logra entender de la anterior cita, existía dentro de esta entidad la motivación de asirse de un prestigio dentro del circuito artístico, de acceder a lugares de exhibición más valorados y contar con una fuente de financiamiento para la producción de obras y muestras. Así mismo, se hace una crítica a las políticas culturales implementadas por el Estado y las manifestaciones del centralismo en esa materia: “En nuestro país desde mucho tiempo atrás se ha dado el fenómeno de la centralización cultural. Esta se promueva en la capital, no porque en dicho lugar estén centralizados los talentos, sino sólo por comodidad administrativa. Esto va condicionando a los demás grabadores de provincia a quedar relegados” (2.15, p.2)
Lo anteriormente expuesto, es similar a lo expresado por los miembros de la Asociación de Grabadores del Biobío, en su reciente muestra denominada “Nuevas cartas portulanas”, realizada en el mes de enero del 2017, en la sala de exposiciones de CasaPlan en Valparaíso. Al parecer no han existido grandes avances, pero este estadio hace precisamente que surjan este tipo de asociaciones de artistas.
Los primeros miembros del Centro de grabado

Fue aproximadamente entre los años 1987 y 1989, que entre los entonces alumnos libres del taller de grabado de la Escuela de Bellas Artes, se empezó a trazar esta idea de formar dicha

colectividad. Los alumnos que constituyeron aquel grupo fundacional fueron: Gladys Figueroa, Hugo Vilches, Edith Sánchez, Virginia Vizcaíno y Víctor Maturana.
Estos alumnos libres, realizaron una muestra en el mes de mayo, en la galería del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura, muestra que quedó registrada en una nota de prensa, fechada el 10 de mayo de 1988, en la sección Arte y Cultura en el Diario El Mercurio de Valparaíso. Sin embargo, recuerda Víctor Maturana, que el hecho que impulsó la concreción formal de dicho colectivo, se dio dos años después, cuando en agosto del año 1990, se encontraba montando una muestra individual de grabados, en la sala de la Liga Chileno - Alemana. Culminado el montaje, Víctor recuerda haber concurrido al Museo Nacional de Bellas Artes, con la finalidad de entrevistarse con el entonces director de dicho museo, el reconocido pintor, acuarelista y grabador Nemesio Antúnez. En esa oportunidad Antúnez lo invitó a exponer en la muestra “Museo Abierto”. Maturana fue el único exponente de la Región de Valparaíso, que participó en dicha exhibición. De igual manera, dicha invitación consideró su participación en una de las entrevistas, que conformó la primera temporada del programa “Ojo con el Arte”, el cual se grababa en la casa del pintor y que se emitía los días domingo por Televisión Nacional de Chile.
Al respecto, recordaba Víctor Maturana en una entrevista realizada en 1997 para el diario La Estrella de Valparaíso: “El inicio de esta entidad se dio a partir de un Centro de Grabado Nacional que dirigía el desaparecido artista Nemesio Antúnez, que quería crear filiales en provincias (...) Ya teníamos una cierta experiencia y conversando con Santiago nos dijeron que podíamos ser el anexo de Valparaíso. Tras el fallecimiento de Antúnez, su organización no tuvo continuidad y los grabadores porteños siguieron trabajando en forma independiente hasta hoy”. (Maturana, 1997, p.14)

A continuación Virginia Vizcaíno destacaba la fuerza que habían adquirido el arte del grabado, al lograr agruparse en una entidad formal, ya que antes de esto, en las exposiciones de grabado que se organizaban en Santiago no invitaban a nadie de la región “Hemos coincidido y hemos canalizado un proceso de ebullición de grabadores en la región, ya nadie puede decir que hay pocos grabadores en Valparaíso”. (1997, p.14)
Así mismo, destacaba que para ese año 1997, el centro contaba desde su origen con dos proyectos FONDART ganados, un número de siete exposiciones colectivas realizadas, una de ellas efectuada en la sala de la Universidad de Concepción (1995), así como la ilustración de un libro, titulado “Mitos, Leyendas y Tradiciones de la V Región” para la Corporación Cultural de Valparaíso (1996).
De igual manera debemos destacar de ese período, el Premio Regional de la Crítica 1996, otorgado la artista Virginia Vizcaíno y la exposición “Cinco años de Experiencia Grupal”, efectuada por esta colectividad en el mes de marzo de 1997, en la Sala de la Galería Municipal de Valparaíso, oportunidad donde se realizó un homenaje al destacado grabador Medardo Espinosa, artista que exhibió junto a las obras de los demás miembros del Centro del Grabado, presentado en la ocasión, una producción particular de doce estampas realizadas en la técnica de la xilografía.

Los objetivos del Centro del Grabado

Teniendo en cuenta que esta instancia surgió al alero de las inquietudes de los entonces alumnos libres del taller de grabado del Bellas Artes Viña del Mar, es sin embargo, el artista Álvaro Donoso3, quien nos dejó en forma escrita en el catálogo de la muestra del año 1992 los objetivos de esta colectividad. Dichos objetivos pueden ser resumidos en cuatro: agrupar a los grabadores de la región; intercambiar información y opiniones; participar en diversas
3 Álvaro Donoso fue invitado a participar como miembro del Centro de Grabado de Valparaíso.

exposiciones; promover y proyectar arte del grabado regional hacia todo el país. El objetivo de reunir y organizar a los grabadores regionales, “visibilizar” sus figuras y su producción artística, mediante la realización de exposiciones colectivas, recayó en Víctor Maturana quien asumió desde su origen, la dirección de este grupo, mientras que el intercambio de ideas e información, se le reconoce el papel fundamental a la artista y profesora de grabado Virginia Vizcaíno: “Una figura señera al respecto fue Virginia Vizcaíno, quien generosamente, aporta al grupo los conocimientos y perfeccionamientos adquiridos a través de las becas en grabado – FONDART y Amigos del Arte- que le permitieron acceder al Taller 99 y al Tamarind Institute, en Albuquerque”. (Maturana, 2012, p.4)
Paralelamente este centro, en una suerte de reconocimiento al origen del grabado artístico de la región e inspirados por la idea de ser una continuidad histórica en el cultivo de este lenguaje, nombró como miembro Honorario al maestro Carlos Hermosilla Álvarez, destacado artista grabador, creador del primer curso de grabado artístico en la región el año 1939, semilla que fructificó en el taller de grabado del Bellas Artes de Viña del Mar y en el Grupo de Grabadores de esa ciudad4.
Fruto del intenso trabajo desplegado por el centro, entre los años 1992 y 1993, fue el premio otorgado por el Círculo de Críticos de Valparaíso, por “La mejor exposición regional”, muestra que fue montada en la Sala El Farol de la Universidad de Valparaíso. Sin embargo, este andar promisorio en los años siguientes se hizo discontinuo, debido al retorno a sus lugares de origen, de algunos miembros más jóvenes tras el término de sus estudios y el ingreso al “mercado laboral”; la concentración de otros en las exigencias propias del ejercicio
4 El Grupo de Grabadores de Viña del Mar, congregó a distintas generaciones de artistas formados por Carlos Hermosilla en la escuela bellas artes de esa comuna “(…) el “Taller de Grabadores” de Viña del Mar, inició sus labores en el segundo piso del actual Casino Municipal de la Ciudad Jardín. Cuando en 1939, bajo la dirección del grabador Carlos Hermosilla Álvarez, un pequeño grupo de alumnos comenzó con lo que sería un prestigioso “Taller” que irradiaría su arte a lo largo y ancho del país, rebasando sus límites para visitar varios continentes.” (Larrahona. A., 1990, p1).

docente, la vida familiar o la continuación de sus estudios tanto en Chile, como en el extranjero; así también, en el plano personal la búsqueda, experimentación y producción en otros lenguajes plásticos y sus respectivas técnicas.
Podemos nombrar de ese período, las siguientes muestras colectivas: 1994, “Mitos y leyendas de la V Región”, Sala Universidad de Concepción; 1995, Feria del Libro Plaza Simón Bolívar de Valparaíso; 1997, “Cinco años de experiencia grupal” Sala Galería Municipal de Valparaíso. La antes nombrada ilustración del libro “Mitos, Leyendas y Tradiciones”, publicado en el año 1996 por la Corporación Cultural de Valparaíso.
Logros también de esa época son en 1995, el, proyecto Taller Litográfico financiado por el FONDART, a cargo de Virginia Vizcaíno, el Taller de Collagraph, dictado en marzo de 1996 por la profesora argentina Alicia Rinaldi, ambos impartidos en la Escuela de Bellas Artes de Valparaíso.

Veinte años del Centro del Grabado

A partir del año 2012, en el marco de los veinte años de existencia, dicha colectividad vuelve con nuevos bríos - y por cierto, con nuevos integrantes-, aprovechando la oportunidad que les brinda el entonces director del Parque Cultural Valparaíso – ex cárcel-, el crítico de arte Justo Pastor Mellado, para el lanzamiento de un libro- catálogo titulado: “Centro del Grabado de Valparaíso 1992-2012”, en la apertura de la muestra colectiva “Grabado Manifiesto”, exposición que se planteó como tarea, el hacer una suerte de registro del estado del grabado o la estampa artística en la Región de Valparaíso.
Para ello Mellado estableció como hipótesis la existencia de dos hitos históricos del grabado en nuestra región: 1939, la creación del curso de Grabado en Viña del Mar, donde se exalta la figura y obra de Carlos Hermosilla, como elemento fundacional de la estampara o grabado

artístico en la región, a partir del distanciamiento de este lenguaje con su origen funcional (ilustración de textos) y su transformación como lenguaje artístico. Hermosilla – a juicio de este crítico- vendría a mediar entre esos dos estadios; y en 1989, la obra galardonada con el Premio Nacional de Grabado
“Un pié en tres cuotas” Víctor Maturana, trabajo que vendría a introducir al grabado regional al período del arte contemporáneo5. En forma paralela a esta muestra, los miembros de centro tuvieron una destacada participación en la realización de charlas y en forma preferente, de talleres “in situ”, dirigidos a las personas interesadas en conocer y experimentar con las técnicas básicas del grabado y la estampa, cumpliendo así con el objetivo de promover y acercar la práctica del grabado como medio de expresión y creación.
Somos enfáticos en decir “como centro”, pues como individuos, varios de sus cuadros más destacados, han desarrollado una labor continua, como docentes en la enseñanza del grabado, ya sea en talleres particulares, como en los en los bellas artes de Valparaíso y Viña del Mar; así como en establecimientos educacionales de los distintos niveles.
2013 fue un año intenso en cuanto al número de muestras y actividades paralelas realizada por este centro, la idea fundamental era volver a posicionar a esta agrupación y a sus miembros más nóveles como artistas destacados dentro de la región. El objetivo se cumplió, pero con un enorme desgaste para sus miembros, lo cual hizo replantear dentro del grupo, la periodicidad de las exposiciones, así como racionalizar los objetivos trazados desde su origen y el número de las actividades desplegadas en relación a estos.

 

5 Para algunos estudiosos del arte chileno, con la creación del Taller 99 comienza la incorporación de la estampa artística chilena al período del arte contemporáneo. Afirmación que es discutible, tal cual como para otros, la hipótesis elaborada por el crítico Justo Pastor Mellado, la cual se basa en el rompimiento que hace Maturana con el formato rectangular de Hermosilla. Dicho planteamiento quedó registrado en el texto titulado “Grabado Manifiesto”, que expuso en la inauguración de esta muestra en el Parque Cultural Valparaíso.

Los opuestos complementarios

A partir del seguimiento que hemos hecho respecto a la trayectoria de este centro, la lectura de los variados catálogos de sus muestras, artículos de prensa escrita y de las entrevistas realizadas a sus miembros - algunas de ellas publicadas en YouTube -, podemos establecer, que los objetivos iniciales registrados por Álvaro Donoso en el catálogo de la primera muestra, han sufrido ciertos cambios, producto de la experiencia que ha significado para este colectivo sus veinticinco años de historia, así como la planificación y ejecución de sus distintas actividades durante ese tiempo.
De igual manera, en esa trayectoria se constata la coexistencia de dos posturas respecto a la producción artística del grabado. Una, la tradicional, que la exalta el lenguaje del grabado, como la aplicación y el resultado de una técnica manual en la confección de una imagen en una matriz y la impresión de esta (estampa) a través de un método igualmente manual o a través de la aplicación de una fuerza muscular. Otra, que sin descartar las técnicas tradicionales, incorporan procedimientos y materiales que no son propios del lenguaje del grabado (desplazamiento) y que pueden estar mediados, con las técnicas y tecnologías más avanzadas de su época. Es decir, uno que se mueve en la esfera propiamente de los que es entendido como las “bellas artes”, concepto de donde deriva el término “artes plásticas”; y el que está en la sintonía de lo que es denominado “Arte contemporáneo”, de donde surge lo que hoy se conoce como “artes visuales”.
En este sentido, la destacada artista Pilar Domínguez, afirmaba en el año 1992, en un texto incluido en el catálogo de la primera muestra de este centro, el cual tituló como: “Manifiesto por la defensa del grabado original”, lo siguiente: “ La gráfica comprende el dibujo y, en modo particular la gráfica impresión más conocida como Grabado … El Grabado original o la

Gráfica de Arte es sinónimo de técnicas tradicionales y experimentales de la impresión, y para que exista impresión, necesariamente se esconde detrás del trabajo de una matriz; elaboración lenta y minuciosa acompañada de procedimientos químicos” (Domínguez, 1992, p.7)
A continuación, Domínguez enumera como parte de los procedimientos tradicionales y experimentales del grabado: la xilografía, calcografía, litografía y serigrafía. Así mismo, describe lo que los “congresos internacionales” han dictado respecto a dicha materia: “son impresiones Originales (grabados originales) cualquier sea la técnica usada e, independientemente de su valor artístico, solamente aquellas impresiones cuya matriz, de madera, metal, piedra, o seda, u otro material: haya sido directa y exclusivamente elaborada a mano por el artista, inventor o autor; el cual haya hecho o supervigilado personalmente la operación de impresión”. Posteriormente afirma: “El grabado original debe garantizar su autenticidad con la firma del autor bajo la imagen y, la numeración y número de copias impresas a partir de la misma matriz” (1992, p.7).
Actualmente, los cultores artísticos del grabado o la estampa artística, navegan por u océano amplio, donde su producción artística se puede desarrollar en al ámbito tradicional si es de su agrado o decidir por la incorporación en distinto grado, de los diversos lenguajes artísticos o procedimientos o materiales no tradicionales, confiriéndole un valor no pensado que viene a enriquecer su obra y ampliar las fronteras convencionales expresadas por Domínguez. El centro de grabado, a través de los trabajos que han exhibido en las diversas muestras colectivas, viene a hacer una síntesis de dichas sensibilidades o posturas, que se movilizan entre la tradición del grabado, técnicas sabiamente cultivadas por muchos de sus miembros, como por quienes apelan a la incorporación de lo nuevo, lo “extra artístico” de acuerdo a su gusto personal y la necesidad expresiva que guía su creación artística en un determinado momento.

Como mencioné en anteriores líneas, el crítico de arte Justo Pastor Mellado, en la muestra “Grabado Manifiesto” del año 2012, estableció como hito histórico regional, que media entre las formas tradicionales de producción de la estampa artística a las nuevas, la obra galardonada “un Pié en tres cuotas” de Víctor Maturana. Sin embargo, debemos decir que ya hacia fines de los años ochenta, el maestro Carlos Hermosilla solía sacar fotocopias a sus trabajos, firmarlos y distribuirlos a sus amistades y público en general que concurrían a sus muestras. Con este sencillo gesto, Hermosilla desplaza los procedimientos manuales en la reproducción de sus obras, modificando el concepto tradicional de la obra artística como pieza única, lo que se va a proyectar en el cuestionamiento de los indicadores usuales, utilizados para asignación de un valor comercial y cultural. Así también Hermosilla con este acto tensiona los conceptos tradicionales de autoría del artista. De igual manera, la aceptación que hace el artista de un sistema industrial para la producción de sus imágenes, significó la alteración del concepto de temporalidad. Cada copia independiente al sistema de multiplicación utilizado, pasa a ser en sí misma una pieza única, pues esta imagen multiplicada, además de ser el producto del proceso creativo del artista, es contenedora de dicha idea, además de estar hecha de un momento único e irrepetible.
Paralelamente, con la firma que este grabador hacía sobre las copias, autentificaba ya no los procedimientos de producción y reproducción de sus trabajos, sino que la idea como producto de su creación, es decir como el resultado de su ejercicio imaginativo.
Otro punto está referido a la materialidad de dichos impresos. Ellos están hechos con materiales poco nobles y de bajo costo – cosa que era una costumbre en él-, lo que permitía la “masificación” de sus trabajos y la posibilidad de desplazamiento de estos fuera del círculo artístico, algo que si bien puede ser fortuito, también puede estar en forma inconsciente, en

sintonía con su pensamiento y compromiso social, estadio que hace volver al grabado artístico al ámbito funcional y social.
Imaginación y creatividad en la producción artística

La imaginación, es una capacidad presente en todos los seres humanos, sin embargo el ejercicio de esta capacidad o su cultivo hace que surja lo creativo.
El concepto de creación, se debe comprender como algo que va más allá del buen dominio de una o más técnicas; el impacto de lo nuevo, expresado en la (s) técnica (s), materialidad, soporte, presentación e imaginario visual; la presencia o no de un discurso teórico ; el impacto mediático; el éxito comercial y la aceptación de pública.
De igual manera, la finalidad del arte se amplía. Puede estar abocada a la esfera del “placer puro” o la belleza, puede tener o no un discurso explícito, un compromiso a una determinada idea; así también, estar dirigida hacia el ámbito funcional: artesanal e industrial.
Respecto a la imagen, ella puede ser de representaciones de formas figurativas o no figurativas e incluso, ser sustituida por la presentación del objeto mismo.
De igual manera, esta suerte de experimentación o esta coexistencia entre las técnicas tradicionales, con las tecnologías industriales, coloca en tensión el concepto de “pieza única” de la obra de arte y del artista como creador.
Así tenemos que las muestras colectivas “El agua y su desconstrucción” (2012-2013) buscaba poner un desafío a los miembros del centro de grabado, expresado en la experimentación de las posibilidades técnicas, materiales y de presentación que no les eran habituales, a fin de lograr con ello, más que un producto una experiencia o una nueva mirada, respecto a la creación en la elaboración del grabado y la estampa artística.

En palabras del destacado grabador y profesor Daniel Lagos, miembro de este centro: “(...) El agua y su desconstrucción surge desde una particular concepción del grabado, que habla de sus procesos creativos y de la expansión de sus posibilidades como obra gráfica. En concreto esta colectiva, se ampara en un enunciado propuesto por el artista grabador Víctor Maturana Leighton. El cual lo ha planteado de la siguiente manera: “El agua sufre cambios importantes de estado: hielo, vapor, de los sólido a lo gaseoso y luego líquido. Pero siempre sigue siendo agua. Esta analogía incentiva a los grabadores a experimentar, buscando nuevas aplicaciones, volviendo a descomponer nuestras propuestas en sus partes, y así, volver a formar un nuevo todo en “De- construcción”, encontrando nuevas formas de expresar a través del grabado (…) Nuestra exposición exhibe las más variadas posibilidades en términos técnicos, estéticos y de materialidad, presentando in situ la producción actual de nuestros artistas grabadores, su permanente búsqueda y hallazgos en propuestas que lindan y expanden el límite del grabado” (Lagos, 2013, P.2)
La proyección de esta intención, se expresó de igual manera en los trabajos exhibidos en la muestra realizada el 2015, por este grupo en la Galería Municipal de Arte “Valparaíso”.

Conclusión

En atención a lo anteriormente descrito, se nos forma la idea de que el principal sello “identitario” que viene a constituir la producción de dicho centro a los largo de estos veinticinco años, es la diversidad que surge de la coexistencia entre los que tienen una visión tradicional en la elaboración del grabado artístico, con los que están por la experimentación de la estampa artística con los otros lenguajes y técnicas. Ello se expresa en las variadas maneras de representación, la materialidad y la presentación del grabado artístico que se observa en sus muestras.
Esto viene a coincidir con lo expresado por la Historiadora de Arte Lucía Rey en la presentación de la muestra: “Ir lejos es Re-tornar” realizada recientemente por este centro en la ciudad de New York. Texto que incluido en el libro - catálogo de esta exposición, donde la autora afirma que: “La apertura del Centro es una característica importante que ha permitido la elaboración de diversos lenguajes creativos en el mismo ejercicio experimental de la técnica, en coherencia con el vigor de la libertad personal. Dicha apertura también queda manifiesta en la diversidad de trayectoria de los mismos integrantes y de sus caminos estéticos y temáticos, que además trabajan y crean desde los más diversos puntos geográficos (…) cada grabador se organiza ya sea individual o grupalmente, para realizar su producción estética en espacios independientes (…) Estas condiciones productivas del Centro hacen que los momentos de reunión sean bastante concretos y que a su vez, exista una profundo respeto a la heterogeneidad estilística y temática, que como se había indicado, es su condición constituyente.” (Rey, 2017, pp. 5-6).